Muchos son los libros, conferencias, talleres y contenido en la Red que hablan de Liderazgo. Hacen la promesa de adquirir o incrementar esta competencia, muchas veces asociada a un carácter “fuerte”, a la congregación de un grupo de personas y a la capacidad de generar bienes materiales.
Yo quiero proponer voltear a ver la historia de tres santos de nuestro tiempo que pudieran no encajar en la visión del líder del siglo XXI por que no generaron bienes materiales, pero si alcanzaron el bien más grandes la que una persona puede aspirar. No tenían un carácter “fuerte”, ese que debe chocar, confrontar y obligar, al contrario, convencieron y lograron hacer que los demás quisieran. No congregaron grandes masas, pero si cambiaron muchas vidas, uno a uno.